¡Ay de mi Alhama!
Paseábase el rey moro
por la ciudad de Granada,
… Por eso mereces, rey,
una pena muy doblada,
que te pierdas Tú y el reino
y que se acabe Granada.
¡Ay de mi Alhama!
Anónimo.

“Alhama donde hay hermosísimos y saludables baños”
Andrea Navagiero, Granada 1526, de su libro “Viaje por España (1524-1526)”
El domingo 24 de noviembre la Asociación Deporte y Vida frente al Cáncer y algunos miembros del Club organizaron una visita cultural a Alhama de Granada, reconocida “in illo tempore” por su balneario termal y patrimonio artístico, a las que añade, entre otras, el Monumento Natural de los Tajos o sus fiestas de Carnaval. Contactaron con Silveiro y Francisco, dos guías locales, que ya nos esperaban en la Plaza del Ayuntamiento (Convento de los Carmelitas Calzados), frente a la Alcazaba mientras remontábamos, en convoy, el río Marchán ( A- 407),entre Moraleda de Zafallona y Santa Cruz del Comercio. Sobre las 10’00 comenzamos la visita 27 personas: Teresa, Miguel, Abril, Pepi, Inma, Trini, de la Asociación Deporte y Vida…; Ana López, Mara, Cecilio, Antonia Cobacho, Esther, Manuel, Conchi, Guillermo, Ruth, Carmen, Kika, Emilia, Mariló, Hita, Emilio, Manolo Palomino (invitado), Cronista del Club; Tres turistas; Francisco Ortiz (el otro guía). Silveiro, documentado, explicó cómo la conquista de Alhama en 1482 por Rodrigo Ponce de León aceleró el declive del Reino Nazarí, porque interrumpió la estratégica comunicación con el puerto malagueño. La ¡heroica! defensa de la plaza correspondió al “Gran Tendilla”, Íñigo López de Mendoza, residente entre 1483 y 1485. Seguidamente otros nobles castellanos se establecieron aquí, por lo que la ciudad vacacional bajomedieval pudo prolongar su prosperidad durante el reinado de los Reyes Católicos y el emperador Carlos I. El legado monumental civil, religioso o militar que fue enseñándonos Silveiro : Alcazaba, Iglesia conventual de Ntra. Sra. del Carmen (XVI-XVII), Casa de la Inquisición (XV-XVI), Iglesia Mayor de Sta. María de la Encarnación (antigua mezquita, XVI), Cárcel (XVII), Pósito (Sinagoga ,XVI), Hospital de la Reina (XV), Caño Wamba (XVI), Iglesia de las Angustias (XVII, en ruinas)… así lo atestigua. “Mazmorras”, Escalerillas de Diablo, Carnicerías Reales, Iglesia Conventual de las Hnas. Clarisas. San Diego, aguardan venideras visitas.
Señaló, además, que la reciente “estructura estatal” tuvo como correlato un renovado modelo urbano que, ensayado en Alhama, “se exportó” a las Colonias de Ultramar.
Enfatizó, por último, que la apertura de la comunicación por carretera entre Málaga y Granada por Antequera (1973) supuso un perjuicio mayor que el catastrófico terremoto ¡de escala 7!, de 1884, del que fue recuperándose, en parte, gracias a la solidaridad nacional que despertó. Alhama hoy, con 5980 habitantes, no vive anclada en el glorioso bucle “imperial”, al contrario, el turismo termal, natural y cultural son un importante complemento del modernizado sector primario, verdadero sostén de su economía. Cercano, jovial, magistral en la dramatización del conocido romance, Silveiro acaparó, en ocasiones, un protagonismo prescindible; opino.
Finalizada a las 14’15 la primera parte de la visita, nos citamos con Francisco a las 15’00, en la plaza, para que dirija la ruta vespertina. Aprovechamos, pues, el intervalo para degustar la gastronomía local en los restaurantes cercanos. Comenzamos el paseo, puntuales, descendiendo al río desde el mirador panorámico. ¡Con el tiempo muy justo! obviamos en esta ocasión la visita de los molinos harineros. Empezamos el legendario Camino de los Ángeles, donde el desgraciado caballero, salvada la vida, ¡in extremis!, mandara excavar la Ermita de Ntra. Señora de los Ángeles, al pie del imponente Tajo. También, por contra, trágico escenario de muerte durante la Guerra Civil; apunta Francisco. Caminamos por la ribera del río, entre altas paredes de roca arenisca, sugestionados por la inflamada floresta otoñal que nos “envuelve”, hasta que, hacia la mitad del breve recorrido, -tras pasar algunas viviendas cueva-, tenemos el privilegio de visitar el interior de la Ermita de Ntra. Señora de los Ángeles (XV), gracias a que, Francisco, nuestro guía, se encarga de su cuidado con esmero. Proseguimos rumbo a la Pantaneta, convertida en humedal protegido. Cerca, el tradicional “El Ventorro” ha transmutado en alojamiento rural. Como la tarde “se echa encima”, llegados a un moderno puente de madera sobre el río Alhama, tomamos un senderillo a nuestra derecha, que al tiempo que se encarama al tajo, gira en dirección al pueblo. Un estratégico escarpe sirve a Francisco para “ubicarnos” frente a la Pantaneta (200 mts), sobre el quebrado perfil de La Almijara y Sierra Tejeda. Entre Almendros y Olivos, vamos regresando a la villa, unas veces siguiendo el carril, otras, la mayor parte, junto al filo del tajo. Apreciamos, entonces, no solo su monumentalidad, sino que ofrece, además, unas panorámicas bellísimas de la Alhama soñada, suspendida en el horizonte. Entramos en la población por el Callejón de la Parra, junto al colegio Conde de Tendilla (¡de donde escapaba a la Cueva de la Mujer nuestro guía!), cerrando la jornada en las cafeterías del pueblo, porque el día ha sido fresco. Agradecemos a Teresa, Miguel y Mariló la organización del “evento”.

  

VER REPORTAJE FOTOGRÁFICO COMPLETO.- AUTOR: Pablo Cano