actividades



 A PIE POR LA HISTORIACrónica PR-7 Soportújar – Lanjarón.

Convocados a una “visita” para disfrutar del Otoño en la Alpujarra, acudimos once personas al Serrallo. Paco, Pilar, Carmen Car, Pilar y Ramón, Paloma y Ferrán, Jesús, Kika, Ana y el cronista. ¡ Un éxito!.

Nos dirigimos en tres vehículos a Lanjarón, comentando en el trayecto el brutal atentado de París. Desde aquí nuestro sentido pesar. En la “venta del Buñuelo”, tras el pueblo, abandonamos un coche, y proseguimos hacia Soportújar, donde comienza el itinerario. Se limita éste a seguir el recorrido del cr-7 entre estas dos poblaciones, visitando como principal atractivo el “dique 24” y Cáñar. ¡ Vamos, un paseo casi apto para inválidos! .


Transitando la villa, llegamos a una fuente-mirador “tomada” por las brujas, como el resto del lugar, convertido, por arte de magia, en un parque temático para turistas. Opino que con mostrar lo propio y original renovado es suficiente, y sobran este tipo de idioteces Disney. Culebreamos por entre callejas y soportales, haciéndose patente el celo por mantener el entorno limpio y bien conservado.

Abandonamos, por fin, el pueblo “encantado” subiendo unas empinadas rampas, que, en zig-zag, nos encaraman, primero, a una era “ de los aquelarres”, y, más arriba a la senda del PR-7, que transcurre junto a una preciosa acequia, “ La acequia de la Vega”, por la umbría del valle del Río Chico. En esta primera parte Kika nos transporta a Sudáfrica, aunque, cuando comienzan los primeros “¡ohh!” ante el magistral “Dique 24” (1936-42) vuelve en sí, y exclama ¡oye, pues esto también es bonito” y añade “ algunos lugares de España se parecen a Sudáfrica.

La alameda, por encima del dique nos cautiva y refrena la marcha, por breve lapsus. Continuamos avanzando, ahora por la solana del valle del Río Chico, y , como la senda es buena aun, pronto llegamos a una era-mirador, por encima de Cáñar con excelentes vistas sobre la sierra de Lújar , Rules, Salobreña... Como la jornada está resultando “ideal”, apacible en extremo, algunos ilustres proponen una sección en el club que programe más “experiencias antropológicas” parecidas. Ramón, inspirado quizá en algún romance o el relato de Ginés Pérez de Hita (Guerras civiles de Granada), titula ésta “A pie por la Historia”. ¿ Los sirios son los moriscos del siglo XXI?. Hacia las doce entramos en Cáñar, que nos recibe con más gracia que Soportújar, disfrutando del recorrido por sus intrincadas calles y frescas fuentes “poematizadas”.

Casi ¿sin querer? desembocamos en el restaurante “Los Ángeles” –que no sirva de precedente- , donde la avispada dueña nos “seduce” con unas habas con jamón, para, de inmediato, ofrecernos el almuerzo. Cuesta rechazar la oferta gastronómica, pero, “apenados” reanudamos “nuestra historia a pie”; Queda todavía algo más de la mitad del camino. Por algún automatismo, subimos hacia Puente Palo, pero, el CR-7, está “en lo hondo” y raudos corregimos el rumbo. Saliendo del pueblo, la senda atraviesa una serie de barrancos desnudos, que van dando vista al “modesto” Río Sucio.

Llegados al cauce, un enmarañado espejismo vegetal, lo cruzamos por un “puente”, y remontamos el otro lado del valle. Éste, en su parte alta, conserva restos de un encinar autóctono, ¡un milagro! ,dado que en el resto del valle solo hay pinos o cipreses de repoblación, y acacias sujetando el ímpetu del río. En la senda los ágaves nos invitan a un baño marino, aunque, despertamos frente a un paso rocoso, que desemboca en una pista.

Ésta faldea el Cerro Mimbre, pasa junto al cortijo “El Plantío” y llega a una encrucijada de carriles (Órgiva, Lanjarón ) con los tiempos erróneos; excusa perfecta para consultar el mapa. “Salimos” de dudas, y llegados a “el Castillejo” dibujamos el doble giro que se indica, localizando unos metros más adelante a la izquierda la senda, que entre pequeños cortijos y huertos inicia la aproximación a Lanjarón. Tras unos minutos, aparece, hermosa, la estampa del pueblo, hacia el que nos encaminamos con entusiasmo y ¡ mucha hambre! .

La senda, destrozada e interrumpida por muchos carriles, es una sucesión de “trialeras” para bikers profesionales, ¡ o descabezados! Muriendo finalmente en un carril que indica “Tajo y Ermita de la Cruz”, junto a la carretera general. Aquí nos dividimos; unos se dirigen a por sus vehículos a Soportújar , el resto, mayoría atravesamos el pueblo, pues hemos sido convocados en el restaurante “el Frenazo”. Lugar perfecto, sin duda, para cerrar esta irrepetible “experiencia” degustando sus excelentes carnes a la brasa y esmerados postres. Esto ha “estao mu bien organizao”.

 

VER REPORTAJE FOTOGRÁFICO COMPLETO, POR PABLO CANO

Buscar en la web

Compartir artículo

Sign in with Google+ Sign in with LinkedIn