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CRÓNICA DEL MALASCAMAS
9-2-2020.
El domingo 9 de febrero el club ascendió al Malascamas (1792 m) en el Parque Natural Sierras Tejeda, Almijara y Alhama (año:1999). ¡Pedregoso y “asperillo”! donde los haya “enganchó”,

sin embargo, a 20 criaturas, pero porque era Juan Antonio “Páter” quien guiaba la excursión; un acontecimiento muy especial. Rufo y Carmela, canes no conocían al guía, pero los demás reincidimos voluntariamente, sabiendo del “legendario” marco y su “genial” intérprete. ¡Lógico y normal! que Ana “la Volaora” tras desembarcar en Madrid de su expedición a la Antártida, no quisiera faltar a la cita; de brujería, sin embargo, que Mayte, Mara o F.Hita decidieran “probar” su medicina, por mucho que éste declarara que su intención era realizar la excursión ¡relajadamente!. Entre 7 y 9 horas, aseguraba, para apenas 13 kms. ¡Siete “clavadas”! resultaron, finalmente. Detallemos el esperado encuentro. Tanto los procedentes de Loja; Juan Antonio “Páter” y su amigo Javier, más Teresa, Miguel e hijas Judith y Abril, con Rufo, como los de la capital: Ariel y Mariló más Carmela, por un lado y los del Serrallo: Kika, Mara, Manolo Palomino, Mayte, Ana la “Volaora”, Emilio, F. Hita, Enrique, Gonzalo y el cronista, llegamos al punto de encuentro, el hotel- restaurante La Alcaicería (Alhama) sobre las 9’30. Tras los saludos, el convoy pone rumbo al Área Recreativa y de Acampada “El Robledal”, que sobrepasamos, siguiendo por el carril izquierdo hasta el cortijo “El Cerezal Alto”. Detenemos los vehículos en el pinar, a las 10’00. Sin preámbulo, nos ponemos en marcha, tomando el carril que cruza el vado del Arroyo del Cerezal y prosigue, tras atravesar una angarilla. Después de unas vueltas, sin embargo, lo abandonamos para comenzar la desdibujada senda de Alhama a Sedella, junto a las ruinas de un cortijo. De su olvidada importancia Ventas y gentes nos informa Mariló, almijareña de adopción, cuando encaramos ¡con mesura! las primeras cuestas de la Loma de Enmedio. Como limita a la izquierda (este) con el Arroyo de Piletas, y a la derecha (oeste), con el Barraco del Parral, subsidiario del Arroyo de la Cueva de la Parra, guiados por el Páter tomamos altura “peinando” una loma ¡generosa! en “espinos” y monte bajo. Dejamos atrás pinares y campiña del Temple, mientras, van insinuándose tanto por el oeste como por el este, respectivamente, las moles pétreas de La Maroma (2000 m) y Malascamas (1792 m). Pocas dudas sobre la belleza mineral del singular paraje, pero infunde un “respeto” que el Páter gestiona con humor campechano; un arma infalible. Sobre las 11’15, superada la mitad de la loma, el sendero se adentra en el barranco del Parral cuyo nacimiento alcanza y cruza finalmente. Con la situación bajo control, cumplida pues la mitad de la primera parte, sobreviene el esperado momento de “recargar las baterías” en un ambiente casi festivo. Arrancamos de nuevo a las 12’00, rumbo al “puerto” de Cerro Santiago (1657 m),donde arces y tejos son vestigios del bosque autóctono, como señala el guía, pero nosotros giramos en dirección este, alcanzando, en primer término, unas majadillas, que afean las bañeras reutilizadas como abrevaderos. En tal punto, se presentan dos opciones. El Páter ejecuta la primera, más corta; girando a la izquierda, sigue “a nivel” hasta el collado entre el Cerro del Albucaz (1600 m) y El Malascamas. La “tropa”, que encabeza Ana, prefiere continuar hasta el puerto, -donde asoman los pinos salgareños que trepan desde la vertiente sur-, para disfrutar de la “vista aérea” de La Axarquía “oriental” y picos de La Almijara. En ese punto, girando al este, caminamos unos minutos junto al vallado que indica el límite provincial, aunque el grueso, salvo Ana ¡más sobrailla!, -que quiere “hacer pico”-, descendemos al collado donde pasta un rebaño de caballos junto a la “joroba” del Malascamas. Todos entramos en “la pradera” al unísono, que abandonan, molestas yeguas y potrillos. El lugar, con estupendas panorámicas permite identificar, por ejemplo, el cortijo Haza del Aguaero, en la falda del Cerro de la Chapa (1818 m) y El Puerto (1824 m), justo enfrente. Además, si por el lateral sureste aparecen Cielo (1508 m), Cisne (1484 m) y El Lucero (1779 m), por “el flanco” noreste se vislumbran el profundo barranco de Malinfierno, y, entre nieblas, las cumbres de Sierra Nevada. Son las 13’00, así que, tras la fotos de grupo, seguimos al Páter, que “ataca” la cumbre del poste geodésico, rodeando el primer “cresterío”, hasta que podemos girar a la izquierda y encaramarnos al collado entre ambas cimas. Hosco pedregal desnudo, “amigo” de malos vientos y nieblas frías, fueron los pastores lugareños, aclara Mariló, quienes encontraron tan ajustado topónimo. Sobre las 13’20, Ana, que sigue desquitándose del encierro en el buque científico -¡aunque dispuso de una bici “para cabalgar las olas”!-, recibe en la ¡soleada! cima a Juan Antonio “el Páter” y Kika, que encabezan la comitiva. Cierran, Teresa; convaleciente, Miguel y el fiel Rufo. ¡Con tiempo tan benigno!, nos instalamos a almorzar ¡cómodamente! disfrutando de las vistas de la Comarca del Temple, pantano de Los Bermejales, Sierra de Játar y Sierra Nevada. Damos la espalda a la Maroma, con visera. La “hospitalidad” del Malascamas ¡da alas! a Rufo, rapazuelo fugaz, que “atrapa” un bocado exquisito de propiedad ajena. La, indeleble, segunda parte de la jornada comienza después de los postres, homenajes con brindis incluido, y últimas fotos en la cumbre, a las 14’10. El Páter ¡”descubre el as” que guardaba! Pone rumbo directo al Barraco de las Piletas, descendiendo campo a través el ¡infinito pedregal del maldito cerro! de cuya trampa salimos indemnes tras una hora de inesperado castigo. Pero, seguimos descendiendo, cuando, por fin, cumplida otra hora de dura brega, cruzamos el lecho del arroyo con la estima por las nubes, pero ¡palpándonos las ropas! incrédulos. Buscamos el mejor acceso al carril inminente, la tropa atravesando corrales, La “Volaora” ¡negociando! con los “familiares” mastines del cortijo próximo… … ¡preferibles a los pingüinos antárticos! asegura. Sobre las 16’50, reagrupados de nuevo, vadeamos la fina película del Arroyo del Cerezal, llegando junto a los vehículos a las 17’00 exactas. Desandamos el carril hasta el restaurante La Alcaicería, donde cumplimos el merecido tercer tiempo. Loja, Motril, la Zubia, Graná, cada cual regresa a donde le esperan. Experiencia para los anales; gracias Juan Antonio.

VER REPORTAJE FOTOGRÁFICO COMPLETO.- AUTOR: Pablo Cano

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