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 El pasado fin de semana del puente de mayo y tras haber contactado con los compañeros del Club Mulhacén de Granada (a los cuales conocimos el año pasado en Pedals de Foc), un grupo de seis del C.D. Sprinters de Valencia, nos desplazamos a Jérez del marquesado con la idea de realizar una ruta con salida en Guadix y llegada en Granada guiados por ellos.

A las 8.30 de la mañana nos vimos en el punto de encuentro acordado y tras un copioso desayuno, con churros y chocolate incluídos, nos dispusimos a salir.

Fuimos de la partida doce, seis de cada equipo, entre ellos dos féminas (Mª dolores y Esperanza) que dicho sea de paso dejaron muy alto el pabellón femenino.

Tras unos pequeños titubeos, dado que la mañana se nos mostraba lluviosa, nos pusimos en marcha, y tras una pequeña ruta turística por Guadix, en la cual pudimos observar la fachada de su bonita catedral, nos adentramos ya de lleno en la ruta.

Poco a poco los malos augurios de la lluvia fueron desapareciendo, dando paso a un día nublado pero extraordinario y guiados por el gran anfitrión y extraordinario conocedor de la zona, Paco Luis, fuimos adentrándonos poco a poco en la parte más bonita de la etapa, que con la vista a la izquierda de Sierra Nevada y vigilados por la imponente majestuosidad del que aquí llaman el picón de Jérez, coronado aún por una capa de nieve, discurría por una dehesa plagada de encinas y jarales, en la cual pastaban infinidad de toros que a veces nos miraban con una mezcla de curiosidad e indiferencia.

La pista por la cual transitábamos estaba en un estado excelente, pero el compañero Paco, con muy buen criterio, nos sacaba de ella de vez en cuando para llevarnos por bonitos senderos alternativos para disfrute de todos, y en especial de los que las féminas llamaban “los más pingones”, o sea, los más jóvenes.

Y así poco a poco llegamos al lugar de la comida (que por cierto, fue muy buena) y donde disfrutamos triplemente de la misma, del descanso y de una muy animada charla.

Tras la comida iniciamos la última parte de la etapa, en un descenso vertiginoso por la ribera del Genil, pasando por el bonito pueblo de Quéntar, en el cual interrumpimos por un momento el animado concilio de las vecinas, que por un momento dejaron de repasar la actualidad del pueblo para saludar a Paco Luis (muy conocido por sus paisanos) y tras el rápido saludo a las Princesas de Quéntar, como él las denomina, nos metimos de lleno en la bajada y muy rápidamente, y por lo que los compañeros denominan cariñosamente como ruta del Colesterol, nos adentramos directamente en la ciudad de Granada.

Finalizábamos así una preciosa jornada de ciclismo y convivencia.

Queremos desde estas líneas agradecer a los compañeros del club Mulhacén que nos hayan brindado la posibilidad de realizar esta bonita experiencia.

Muchas gracias, compañeros. Un fuerte abrazo.

P.d.: Esperamos que nos devolváis la visita. Nosotros aquí no tenemos unos parajes tan bonitos, pero tenemos una paella que quita el “sentío”.

Hasta pronto, amigos.